La recuperación después de la cirugía presenta desafíos y autocrítica. Lea sobre mi viaje hacia la fuerza interior a través de reflexiones honestas y autocompasión.
Después de la cirugía que tuve hace un par de semanas, todavía estoy en medio de un proceso de recuperación, donde los días no son lo que yo quisiera que fueran. Encuentro que mi cuerpo está débil, mi estado de ánimo decae y siempre termino comiendo algo poco saludable para compensar. Después de nueve días en casa, había comenzado a tener esperanzas de que mi cuerpo finalmente estuviera en camino a la recuperación, pero aquí estoy todavía. ¿Dónde? Sí, en el sofá, sin que te permitan hacer nada que te acelere el corazón. ¡NADA!
Poco después de la cirugía, cuando tuvieron que realizar la mayor parte de los puntos de sutura después de quitar una corona (un procedimiento que provocó una herida que llegaba hasta mis senos nasales), me dijeron que la herida no se estaba curando lo suficientemente rápido. Esto significaba que tenía que comenzar un nuevo tratamiento con penicilina, lo que a su vez implicaba otros cinco días de descanso forzado. Este revés inesperado intensificó la frustración de que el entrenamiento tuviera que posponerse aún más.
¿Alguna vez has experimentado obstáculos inesperados que trastocan tus planes?
Con los días extra de medicación y el tiempo en interiores, mi mente empieza a dar vueltas. El crítico interno aprovecha cualquier oportunidad para susurrar sus palabras negativas:
Estas frases me recuerdan constantemente el miedo y la incertidumbre subyacentes que acechan en las sombras, y se vuelven más claras con cada desafío que enfrento.
¿Alguna vez has sentido que la voz negativa te impide dar el siguiente paso?
El sueño de competir en el Campeonato Mundial en diciembre contrasta marcadamente con mi situación actual. Esta contradicción desencadena una serie de temores absurdos.
Siento un ligero miedo al fracaso, no sólo físicamente sino también a nivel personal. Al mismo tiempo, me preocupa cada vez más perder el control tanto de mi cuerpo como del objetivo que me he fijado. Además, existe un ligero temor al juicio de los demás, lo que a veces me hace dudar de mis elecciones.
¿Ha experimentado usted también que incluso pequeños contratiempos pueden desencadenar tales incertidumbres cuando se ponen a prueba grandes ambiciones?
A pesar de la calma impuesta, veo este período como una oportunidad para aprender más sobre mí. En esos momentos de tranquilidad, encuentro espacio para escuchar mi verdadera voz: la que me recuerda que la curación no siempre se trata de un progreso rápido, sino de paciencia y cuidado personal. Las investigaciones en psicología del deporte muestran que los patrones de pensamiento negativos y la autocrítica son comunes, especialmente después de las lesiones, y métodos como la terapia cognitiva conductual y la autocompasión pueden ser la clave para una mejor salud mental. Por eso elijo afrontar los desafíos con compasión hacia mí mismo. Al “bajar en ascensor” de los pensamientos ocupados y encontrar paz en mi corazón, me abro a un diálogo interno más suave y solidario.
¿Alguna vez has cuestionado tus propios pensamientos negativos para encontrar un camino más alentador?
Este tiempo de calma me obliga a ser honesto conmigo mismo. Aunque anhelo volver a bailar, a entrenar y a sentirme realizada, estoy aprendiendo a aceptar que este descanso también es un tiempo valioso para la reflexión y el crecimiento. Cuando un día mi cuerpo esté listo para moverse nuevamente, afrontaré el nuevo desafío con fuerzas renovadas y un corazón que ha aprendido a valorar la paciencia y el autocuidado.
¿Cómo gestionas los momentos en que tus ambiciones despiertan simultáneamente en ti inseguridad o miedo?
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